En Ripleg te ayudamos a proteger el acero de la corrosión a través de un acabado de zincado. Cuando un material se encuentra en contacto con el aire y la humedad se produce este deterioro de forma progresiva, por ello es de vital importancia asegurar su buen estado y alargar su vida útil.
El zincado también puede ser electrozincado. Este es el método de recubrimiento electrolítico de acero más utilizado ya que garantiza una protección razonable contra la corrosión y una apariencia óptima de las piezas a un bajo coste. El recubrimiento también es utilizado para mejorar las propiedades de persistencia de la pintura.
Se lleva a cabo en frío, la capa de zinc es mucho más fina y se usa en el caso que necesitemos una resistencia a la corrosión y una fortaleza mecánica menor. Es empleado, sobre todo, porque se consiguen unas mejores cualidades estéticas.
Ventajas del acabado de zincado
Los principales beneficios de utilizar el proceso de zincado son los siguientes:
- La capa de zinc es extremadamente delgada y uniforme.
- Ofrece una estética inigualable, ideal para piezas y aplicaciones vistas.
- Se obtiene una buena pintabilidad que potencia todavía más su estética
- Supone un coste económico bajo y una buena rentabilidad.
Principales usos
El acabado de zincado puede encontrarse en muchas aplicaciones de nuestro día a día, como por ejemplo puertas, sistemas de rejillas de techo o componentes de construcción diversa, así como en la industria de la automoción y procesado de alimentos. Entre los usos más destacados encontramos:
- Industria de la automoción: partes y componentes del motor, de la transmisión, de los frenos, llantas, tanques de combustible o accesorios, entre muchos otros.
- Construcción y arquitectura: puertas, ventanas, rejillas del techo y piezas y aplicaciones de interior que requieran protección contra la corrosión y una mejor apariencia estética.
- Dispositivos de fijación: tornillos, tuercas, arandelas, clavos.
Galvanizado y zincado: ¿son lo mismo?
El zincado y galvanizado se usan habitualmente como sinónimos, pero realmente son tratamientos superficiales muy distintos. Las principales diferencias entre ambos procesos son las siguientes.
El proceso de galvanizado se basa en la inmersión de las piezas de acero en zinc fundido, a una temperatura aproximada de 450ºC. Según la técnica utilizada, se obtienen recubrimientos bajos (7-42 micras) mediante el “galvanizado en continuo” (UNE EN ISO 10346) o de alta duración (42-200 micras) con el “galvanizado general” (UNE EN ISO 1461).
El galvanizado se emplea principalmente en exterior y en ambientes húmedos o corrosivos. Este tipo de recubrimiento tiene una adherencia extraordinaria dado que el zinc se alea metalúrgicamente con el acero, generando una serie de capas muy resistentes a los golpes y de gran dureza. Por lo tanto, su valor principal reside en la protección que ofrece frente a la corrosión y en su fortaleza mecánica tanto a los golpes como a la abrasión.
En cambio, el acabado en zincado es un proceso de deposición electrolítica en baños (UNE EN ISO 2081 o 10152) muy similar al cromado o cobreado. La capa de zinc es mucho más fina (5-20 micras), por lo que se suele realizar después de un proceso de pasivado, tratamiento que incrementa la protección.
La duración del zincado es mucho menor y, salvo que se recurra a pasivados caros, es adecuado únicamente para interiores. No obstante, se trata de un proceso con el que se obtienen piezas más suaves y uniformes, con un gran valor estético, y que se pueden pasivar, lacar o pintar.